Con sus orígenes en Hojōjutsu, un arte marcial que se basa en atar a un prisionero con una cuerda, y practicado durante siglos, el Shibari dió un giro erótico a finales del siglo XIX, principios del XX.
El Shibari (縛り, literalmente "atadura") o Kinbaku (緊縛, literalmente "atadura tensa") es una práctica sui generis, que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales.
El arte del shibari no implica forzosamente la inmovilización y tiene también otros aspectos, como la calidad estética del conjunto cuerda-atamiento-sumisa o sumiso, el plano triangular formado por el maestro, la persona atada y el espectador (muy importante en la tradición japonesa) La práctica de las ataduras eróticas se ha vuelto tan famosa que existen profesionales que se convirtieron en celebrities. Sin embargo, no es necesario llegar al profesionalismo para disfrutarlo, sino que las versiones caseras o niveles de principiantes también le dan una chispa a la vida amorosa. Puede ser realizado en hombres y mujeres por igual. Las personas de personalidades fuertes o poderosas disfrutan de la toma del control, y las personas con personalidad de servicio o sumis, disfrutan el placer de la entrega, liberandose tanto mental como física.
Se utilizan múltiples cuerdas de yute de aproximadamente ocho metros de longitud. Las amarres van desde únicas 'karadas', nudos característicos del arte, hasta diseños elaborados.
Usar ataduras como variante sexual viene acompañado de fantasías de ser dominado, atrapado o sometido por el otro. En las parejas que buscan reavivar constantemente el fuego de su relación se utiliza el juego de roles.
Si no se lleva a cabo con las precauciones necesarias tiene sus riesgos, si los nudos están muy apretados pueden dejar marcas y moretones y en el peor de los casos las sogas pueden cortar la circulación y provocar un desmayo. Se recomienda evitar amarrar el cuello o las articulaciones, usar materiales flexibles y suaves en el contacto con la piel, pausar la actividad si ocurren hiperventilaciones, calambres o mareos y por último tener a su alcance tijeras para cortar rápidamente las ataduras en caso de alguna emergencia.
Se establecen en prácticas como éstas roles de poder, lo cuál es una parte muy interesante del estudio y práctica del shibari.
Los efectos son físicos y psíquicos. Físicos por lo que genera la presión de las cuerdas sobre las zonas sensibles y erógenas. Los efectos psíquicos son fuertes y contradictorios: el sentirse indefenso y por el otro lado relajado y confiado.
Puedes aprender a atar, es muy divertido y su aprendizaje también te aportará confianza, seguridad y control en tu vida diaria. O también puedes optar por probar una sesión de cuerdas y sentir el descanso mental que proporciona dejar el control en manos de otra persona.
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